
Lo cierto es que el álbum suena muy buen, guitarras potentes, un sonido de batería que me tiene ganado, un bajo que no esconde su protagonismo y todo liderado por un Sergio Aguiló a las voces que me parece un jodido fenómeno en lo suyo. Los temas entran bastante bien, hay variedad de rolletes e intensidades y no se hace largo de ninguna manera, la verdad, entretiene que da gusto con temas como la inicial Me Voy Contigo, con un solo de guitarra que me ha dejado aromilla a Los Suaves (o sea, tufillo a cazalla, pero de la buena) y que ya te describe por dónde van a ir los tiros. El disco sigue con la rasposa y cañera Promesas de Madrugá, que nos deja con una de las más interesantes de su contenido, Grietas, un tema de esos que empiezan como una balada para luego ganar fuerza y tal, pero que tiene varios momentos muy interesantes a lo largo de su desarrollo y se me acaba desmarcando como una de las más llamativas del álbum y de mis favoritas, muy bien elaborada. Cerrando la 'cara A' tendríamos Lunas de Cristal, el momento de sacar el mechero ante una balada interpretado con una magnífica mezcla de dureza y sensibilidad en la voz de Sergio y de la que destaco una letra muy currada.
Debo decir que el disco mejora bastante en la segunda mitad, o esa sensación es la que me da a mi. Empezando por Noches Perdidas, un tema muy cañerote con la colaboración de Ferran Exceso, quien logra un dúo cargado de buena química con Sergio, dándote la sensación de que lo están cantando ambos con una sonrisa de oreja a oreja que se transmite al oyente y que me parece de lo mejor del álbum, y siguiendo con Ni Dios Ni Amo, de mensaje clarito y estribillo muy pegadizo, y el tema homónimo, Malavía, que lógicamente contiene lo que es la esencia total de la banda siendo su primera carta de presentación como single. De cara al final ya solo nos quedan La Danza del Tiempo, un tema rockanrollero bastante entretenido que cuenta con la colaboración de Balta Hurtado, de La Desbandada y que nos deja con el tema título, Ecos de una Realidad, que cierra el álbum arrancando con suavidad para ir ganando poderío paso a paso y cerrar en alto el álbum.
Total, pues que tenemos un debut muy interesante que te deja un saborcete a calimocho del Fraguel la mar de majo por parte de los muchachos de Malavía. Da
la sensación de que el álbum va mejorando de forma gradual, tema a tema, a medida que vas avanzando en él, sobre todo en su segunda mitad, dejando la sensación de que cada vez que te adentrás más suena más a ellos mismos, con más confianza y te dan ganas de volver a empezar. Está claro que las influencias de la banda están ahí y se perciben, pero tengo la sensación de que, ya dentro del mismo álbum, han ido logrando sacar un sonido más propio y que seguro que seguirá creciendo en el futuro. Un gran debut, sin duda, ideal para escuchar en una tarde/noche cualquiera con un whiskito en la mano mientras te dejas atrapar por sus letras.
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