Crónica: Iron Maiden en el Wanda Metropolitano (Madrid).


Papá, ¿Por qué somos de Iron Maiden?

El 5 de julio del 2016 me dispuse a coger un avión con destino a Praga. ¿Mi objetivo? Ver a Iron Maiden en un gran estadio de fútbol, en ese caso el Eden Arena de la capital checa. Durante ese día me hice la misma pregunta muchísimas veces: ¿Tendremos alguna oportunidad en nuestro país de vivir un concierto de los ingleses en semejante lugar? ¿Tal vez en la gira de despedida?

Lo que son las cosas, poco más de 2 años después, estábamos plantados en el flamante nuevo estadio Wanda Metropolitano para ver a los más grandes. Ya desde la llegada al nuevo templo del Atlético de Madrid se respiraba el ambiente de los grandes acontecimientos, aunque lo empañó un poco la organización en el acceso al estadio. En nuestro caso, nos trasladaron de puerta por sobrepasar el número de personas en esa entrada, media hora antes de la apertura de las mismas, obligándonos a comernos un sol de justicia.

Sabaton tuvieron el privilegio de abrir la tarde/noche musical con su metal potente y directo, el grupo en cuestión nunca ha sido santo de mi devoción y esperaba que eso cambiase al verlos.... pero nada, más bien confirmaron mi casi nula relación con ellos. Lo de Gojira fue otro tema, desde el minuto 1 tuvieron el público a sus pies, conciertazo digno de mencionar el de estos franceses a pesar del pésimo sonido que tuvieron.

A las 21:14 empezó a sonar el ya mítico ‘Doctor, Doctor’ de UFO, lo que significaba que estaba a punto de presenciar mi 10º concierto de Maiden. El discurso de Winston Churchill presagiaba que no estaban para tonterías en esta gira. Arrancaba Aces High con un imponente Spitfire a tamaño real en el escenario. Le siguieron Where Eagles Dare y Two Minutes to Midnight, ahí ya empezaba a tenir un poco la mosca detrás de la oreja por el mal sonido desde las primeres filas, por suerte y como por arte de magia, la cosa mejoró notablement en la siguiente canción. The Clansman era de las más esperadas y eso se notó. The Trooper con el Eddie de 3 metros y su consiguiente lucha de espadas con Bruce cerró la primera parte del show.

El escenario se convirtió en una especie de iglesia con todo tipo de detalles en el telón de fondo, los candelabros colgantes, etc... Revelations fue la encargada de abrir este segundo acto, cabe mencionar que el segundo solo se encargó de ejecutarlo su autor, Adrian Smith, después de muchísimos años. For The Greater Good of God (para mi, de mis preferidas desde la reunión con Bruce y Adrian) sonó imponente aunque algo lenta en su parte instrumental. The Wicker Man animó un poco más el cotarro para terminar de rematarlo con las dos sorpresas más destacables de la gira. Antes de empezar el ‘The Legacy of The Beast Tour’, la última vez que Maiden interpreto Sign of The Cross fue en el recordado e historico concierto del ‘Rock in Rio’ del 2001 y Flight of Icarus, que se levantó de la tumba después de 32 años sin tocarla, cuando desapareció del repertorio en las primeras fechas del ‘Somewhere On Tour’ de 1986. Cabe decir que las dos canciones sonaron de autentico lujo.

Seguro que muchos de los que estáis leyendo estas líneas, cuando te salta Fear of The Dark en la reproducción del Spotify, la cambiáis al momento por lo muy esuchada que la tenéis. En cambio en directo es una de esos temas que levantan un estadio y, porque engañarnos, es de las más cantadas y coreadas en todos y cada uno de los conciertos de Maiden. The Number of The Beast y Iron Maiden pusieron patas arriba el Metropolitano con fuego por todas partes y con el Eddie gigante de detrás de la bateria.

The Evil That Men Do fue la encargada de abrir la parte final del concierto, volvió a sonar Hallowed Be Thy Name, que enloqueció a todo el mundo y del fin de fiesta se encargó Run To The Hills.

Toda la banda se encuentra en un estado de forma excepcional, disfrutan y se sienten cómodos en el punto de más popularidad de su carrera y eso se nota. Los británicos traspasan las barreras de grupo legendario, mítico, de época. Sobran las palabras para describir lo que uno siente al formar parte de la família del major grupo de la historia.

Y por eso, hijo mío, por noches como la del 14 de julio del 2018 somos de Iron Maiden.

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