El ascenso que ha vivido en los últimos años la carrera de Toundra no tiene discusión, colega. La banda madrileña se ha pateado escenarios internacionales como si fuera tarea sencilla, llena La Riviera cuando se planta allí (con lo difícil que es triunfar en casa) e incluso puede defender dignamente la locura de tocar en el Wizink Center de Madrid llamando a unos tales Alcest para que sean tus teloneros. Aparte de eso, es una peña que no tienen inconveniente en bajarse al fango y tocar en sitios más pequeños si con ello pueden llevar su música un paso más allá. Así, el fantástico emplazamiento que es Sa Possessió abría sus puertas para recibir a Esteban, Alberto, Macón y Álex por primera vez en Mallorca, muy bien respaldados por dos grupazos como Bay City Killers y F/E/A - Forces Elèctriques d'Andorra que abrieron la noche a un nivel ciertamente alto.
Las expectativas estaban altas y lo corroboró la buena entrada que hubo en Sa Possessió, que rozó el llenazo. Ya presentaba buen aspecto sobre las 21:50 cuando F/E/A saltaron a las tablas para ofrecernos su particular propuesta. Ya hacía tiempo que veía moverse bien a esta peña pero, sin saber por qué cojones, mi mente los asociaba a otro estilo musical, alejado del que realmente practican y ahora me jode, porque hasta hace unas semanas me he estado perdiendo a un auténtico grupazo. Fue, lógicamente, la primera vez que los veía y me sorprendieron mucho con su propuesta que juega con el Post-Rock, el Noise e incluso le vi dejes de Stoner y Sludge en ciertos pasajes. No se cortan un pelo a la hora de experimentar y, tema a tema, exprimen al máximo sus instrumentos para sacarles todo tipo de texturas, ambientes y distorsiones que hacen que su propuesta resulte hipnótica, algo caótica y muy interesante. Abrieron como lo hace Vèrtebra, su último álbum hasta la fecha, con Aubats, un tema que te va poniendo en situación desde su intro, deudora de unos Amenra, hasta que entra con la tormenta riffera que inundó el garito. Siguieron con temas de alto gramaje experimental como Corvet, A1 o Vèrtebra mientras el juego de luces y humo acompañaba a la perfección. La extensa Sira y Black Vilanova dejaban paso al final con Kurtz, un temazo que prácticamente firmarían los mismísimos Kyuss en sus mejores tiempos. Igual algunas influencias la pillé distorsionadas por la espontaniedad del directo, pero sea como fuera, mi primera experiencia con el directo de esta peña fue muy satisfactorio. La forma en que exprimen hasta el último recurso que tienen y cóm, con ello, generan sus pesadas atmósferas me ganó por completo. Gran forma de abrir la velada.
A continuación tocaba una propuesta que se salía de la tónica de la noche. Sobre las 22:50 tocaba una buena dosis del siempre efectivo Rock N' Roll con dejes punk y alternativos de Bay City Killers. Hacía bastante que no los veía, la verdad, creo que la última fue con los catalanes Crim en 2017 y eso que es un grupo que siempre rinde bien. Cuando saltaron al escenario metieron un chute de energía a todos los presentes en base a temas cañerotes como Same Old Fork o Keep The Truth, con los que abrieron la veda. Los tíos le echan huevos, se nota que tienen el lomo plateado de subirse a las tablas pese a que Bay City Killers como tal es una banda reciente y su propuesta, sencilla y directa, entra bien a cualquier hora. El público se empezó a encender, y ellos también, con The Grave Of The Fireflies, que cantamos algunos entre el público, o algún tema nuevo de su próximo disco, que está solo pendiente de mezcla y máster para salir, como Dead To Me. Lo que más me suele gustar de esta peña es la garra que transmiten David Caro y Xavi Hernáiz a las guitarras, pero cabe decir que José Serrano (vocalista) se salió. Otras veces me había parecido algo más paradete pero el sábado estuvo pletórico y le dió un plus a su directo, bien conducido por la pegada de Eric Barjacoba y la caña que le mete Vicenç Bibiloni al bajo. Aún nos quedaban un conjunto de temas importantes para rockanrolear como Lights On The Road, 49 Ghosts o Sailors antes de que Walking On The Edge y The Distance cerrasen el set de una banda que siempre da gusto ver en directo, sea en el escenario que sea y acompañando a quien estén acompañando.
Y nada, algo pasada la medianoche, era turno de volar con los putos Toundra, tío. Segunda vez que los veía desde aquella aventura loca de hace casi dos años, primera en Mallorca, claro, y yo ilusionadete como la noche antes del sorteo de navidad (solo que esta vez con más esperanzas de ganar algo). Sobre las tablas se presentaba una peña sencilla como la tabla del 1, socip. Cuatro tipos que se divierten haciendo música y te lo transmiten desde que saltan al escenario hasta que se bajan, que son colegas, tienen un don para resultar espontáneos con cada gesto que hacen y que se parten la cara por defender su música. Abrieron con Cobra, como suelen hacer en los conciertos de la gira de presentación de Vortex, su reciente disco, y en cosa de minutos nos tenían flotando. Como si te hubieras fumado un porrete, amigo, las melodías que salían de la guitarra de Macón te llevaban en volandas y cuando el humo y las luces se unían en su función, la experiencia de verlos en directo se va a otro rollo más allá de lo musical. Sobre todo si se cascan temas como Tuareg o la extraordinaria Magreb, que es para cerrar los ojos y dejarte transportar. Yo me planté delante de Esteban (guitarra rítmica) y la verdad es que otra cosa no, pero afectuoso es el colega... además, encargado de animar a la peña como pocos a grito pelao (tampoco van a gastar en micros para decir "buenas noches Palma") y muy activo todo el tiempo plantándome su guitarra a 1'5 cm de la nariz. Siguieron con más cortes como Zanzíbar o Bizancio antes de que Kingston Falls pusiera el garito, que presentaba un aspecto genial y lleno de gente entregada al buen hacer de Toundra, patas arriba. El concierto avanzaba bien, el sonido acompañaba y los madrileños se ganaban a la gente, todo en orden, pero casi tocaba ir acabando. Strelka, uno de mis temas favoritos de su carrera, y Cruce Oeste daban por cerrado un conciertazo enorme de Toundra.
Este tipo de bandas en directo son una experiencia diferente, es una forma de ir a que te limpien por dentro y soltar todo aquello que te pesa. Mientras suenan temas como los mencionados Magreb, Zanzíbar, etc. notas como buena parte de la mugre que está instalada dentro de tu cuerpo se va deshaciendo y, cuando acaba, sientes que eres una persona nueva. No muchos pueden conseguir eso y Toundra, que además son pura energía, carisma, pasión y garra sobre el escenario, lo llevan de serie. No obviemos recordar los grandes conciertos de F/E/A y Bay City Killers al inicio de la noche, dos grupazos que darán mucho de qué hablar si siguen currando así. Yo, por mi parte, salí de Sa Possessió sintiéndome una persona nueva, casi extasiado por todas las emociones que Toundra me hicieron sentir. No sé si a más gente le pasaría igual, doy por hecho que sí pero cada uno vive estas cosas a su manera, claro, pero gracias a esta gente entiendes por qué la música es tan importante en la vida.
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