Crónica: Un finde a lo loco.

"Este finde voy de tranquis, va. Viaje discretito. Planeo algo sencillo para el viernes, Toundra el sábado, Riverside y Firmam3nt el domingo, entre medias un poco de turismo, algún bocata de calamares y a otra cosa, maripo... Coño, ¿Ese no es David de Eveth? Claro, coño, hoy se piran a tocar en Ciudad Real, espero que les vaya bien..." Eso viene a ser mi conversación interna una vez sentado en el avión de la compañía Norwegian que me llevaba a la capital. Y sí, la idea era ir de tranquis... y cuando esa es la idea, sabes que vas a volver a casa a cuatro patas y suplicando clemencia. Así que, por cosas del destino, coincidí en el avión con los chicos de Eveth, cuyo plan era pillar coche en Madrid y hacer kilómetros como cabrones para tocar en Ciudad Real y Ávila. Como no tenía prisa, les acompañé un rato y, sin saber cómo, acabé en un asiento de atrás de un Ford Fiesta cargado de METAAAAAAL (leer con grito agudo a lo Halford). Lo que ocurrió después te sorprenderá.



Y así empezaba el finde de locos. Me presenté, sin comerlo ni beberlo (aunque comí y bebí a dios) en la sala Nana de Ciudad Real, donde traté de ayudar en lo posible a las cuatro bandas que iban a desplegar su material y a los organizadores del evento. Antes de empezar a hablar del festivalete en sí, me gustaría mencionar lo de puta madre que nos trató la gente de la sala y los organizadores, nuestros compañeros de Metal Community, en todo momento, de verdad, mil gracias a José Luis, Charles, Raúl y compañía, fue un gustazo. Y ya entrando en materia, los primeros en salir al escenario fueron los manchegos Gordos, cuyo nombre y logo ya me llamaron la atención desde un principio. Más allá de la imagen cómica que transmite tanto eso como el artwork de su disco, ofrecieron un show divertido y enérgico con su autodenominado 'Rock hipercalórico' que me venía de puta madre pues, aunque intento hacer dieta, cuando salgo de viaje me suelo olvidar de ella. Con un Hard Rock sencillete pero bien ejecutado, con mucho buen rollo, presentaron algunos temas de su reciente trabajo discográfico y dejaron un buen sabor de boca ante una sala Nana que ya presentaba una entrada decente. A continuación entraba el que acabó siendo mi gran descubrimiento de la noche, los madrileños Grapeshot. Practicaban una buena mezcla entre Thrash y Groove con otros estilos extremos y aires de Metal americano sureño en la voz, aunque lo suyo no es liarse en temas de etiquetas, sino más bien dedicarse, simplemente, a repartir cera. Como detalle, comentar que en sus filas contaban con el batería Erik Raya, que sustituía a su miembro original Marcos. Venían a presentar su nuevo disco, All About to End, que ocupó todo el setlist, partiendo de la inicial Void Your Soul, en la que la sección rítmica (tanto la del disco como la que estaba en Ciudad Real) muestra una solidez digna de un muro de hormigón, y siguiendo por Hamster Wheel, Naked Emperor o Johnny, que destaqué como mi favorita, al menos en concierto, pues ahora me queda pendiente darle sus vueltas al CD que me compré mientras ejercía de vendedor de merch. Cerraron el set de la misma forma que cierra el disco, poniendo toda la carne en el asador con el tema All In. Disfruté mucho con el show que dieron estos tipos, enérgicos, partiendo cuellos y sin reservarse nada.

Turno ahora para una banda que no había visto en mi vida... nunca... Pero aún así voy a empezar la crónica como me sugirió un mismo miembro de la banda: 2684ª vez que veía a Eveth y la primera fuera de Mallorca, lo cual siempre me resulta realmente especial. Venían a presentar Entelequia apenas un año después de haber estado en esta misma sala y, junto a Grapeshot, fueron los que disfrutaron del momento álgido en cuanto a afluencia de público en toda la noche. Arrancaron con Conjura de Villano y el show fue cada vez a más, con buena parte del público bastante entregado e incluso hubo alguno que se cantó todas las canciones del setlist de los mallorquines. Cayeron temas nuevos como Eclíptica Pasión, La Esfera del Miedo, Dios de Kemet, que cada vez me gusta más, o Torre de Babel (que lleva resonando en mi cabeza una y otra vez desde el viernes) y otros temas de sus discos anteriores, tales como Último Adiós, Espada de Papel, Sacrificio o la final Intocables, que ya es todo un clásico de la banda. Muy activos y simpáticos, contaron con el apoyo de más de un "mallorquín" en la sala, lo cual nos resultó muy curioso, ya dicen que el mundo es un pañuelo (había uno que vivió en Sa Indioteria y otro del Port de Pollença, que se quedó flipando al saber que Eveth eran de la isla). La verdad, tanto ellos sobre el escenario como los que estábamos de frente terminamos con un gran sabor de boca tras su actuación. Incluso abandoné mis labores de guardían del merch en ciertos momentos... pero la peña de Ciudad Real es de fiar y no hubo problema con eso... Para cerrar la noche, tocaba el Black Metal de 13Trl, una banda que me resultó muy curiosa pues, antes y después del concierto se mostraron como unos chavales super majos pero, en el momento en que se ponen su atuendo para saltar a su escenario (decorado de forma brutal para lo pequeño que era), se metieron en su personaje oscuro y ermitaño y molaron fuerte, aunque el sonido no les acompañó como debería, pues la guitarra sonaba excesivamente alta y, sobre todo en una sala tan pequeña, se come el resto de instrumentos, desluciendo un poco su show. Aún así me apunté su nombre para seguirlos más adelante, pues temas como Across The Black Sun, The Dance of the Dark Witches o My Suicide me volaron bien la cabeza. Y así terminaba un festival al que me apetecía ir pero que para nada contaba con acabar allí

Tras una buena noche en la Sala Nana, Eveth se piraban a Ávila en el mismo coche y, tras hacer muchas travesuras en el asiento de atrás del Ford Fiesta con David Dalmau y Sapo, me echaron del coche en marcha al pasar por Toledo, porque les pillaba de paso y me dirigí a Madrid en patinete (no, joder, Dito me indicó perfectamente y con mucha amabilidad como llegar a la capital, mil gracias). Ellos se fueron a Ávila a petarlo fuerte cascándose un bolo de dos horas para deleite de la gente de allí, y yo a Madrid, donde me esperaba una visita a La Riviera para ver, por primera vez, a Toundra, que aprovecharon esta fecha del Sound Isidro para celebrar su décimo aniversario como banda frente al público de la capital. Yo llegué tarde y me perdí a Willis Drummond, debí especificarle a Google Maps que buscaba LA SALA La Riviera y no una tienda de antigüedades, que encima estaba cerrada, llamada La Riviera. Pero bueno, el show de Toundra fue soberbio, tocaron varios temas de sus cuatro discos, abriendo con Strelka, del último, con el que empezaron a generar la magnífica atmósfera que cubriría todo el concierto, formada por un buen juego de luces y una banda lo suficientemente carismática como para llenar con suma facilidad el escenario de una sala tan grande. El público, un conjunto de gente de estilos muy dispares, cosa que pocas bandas suelen lograr reunir, se mostró muy entregado a la banda, la verdad, y el sonido acompañó bastante bien en todo momento (algo que también consiguen pocas bandas en esa sala, por lo que tengo entendido). Con todo el conjunto, Toundra se mostraron muy activos, simpáticos, carismáticos y se dedicaron a desplegar temazos como Magreb, Zanzíbar, Oro Rojo (celebradísima por el público y con razón) o Kitsune antes de cerrar con Cielo Negro. La verdad es que fue un gustazo de concierto, unas dos horas de buenísima música y una atmósfera muy agradable en todos los sentidos. No hay duda de que estos tíos están creciendo a pasos agigantados y, la verdad, que con todo merecimiento. Muy grandes Toundra.

Tras una visita a la Feria del Disco de Madrid, con bastante presencia mallorquina por cierto, tocaba cerrar el viaje con el que era el motivo del mismo, el regreso a nuestro país de los polacos Riverside tras el horrible año que pasaron por el fallecimiento de Piotr Grudzinski, su guitarrista, amigo y miembro original. Esa situación auguraba un concierto emotivo más allá de setlist, sonido y demás temas, como es lógico. Puntuales como un reloj polaco o suizo o lo que sea, saltaron al escenario los tres miembros originales de la banda, Mariusz Duda, Piotr Kozieradzki y Michał Łapaj a saludar al público antes de arrancar. Mariusz presentó el concierto diciendo algo así como "Dejadme que os cuente una historia..." (en referencia a la letra del tema que da título a la gira) y, tras presentar a Maciej Meller, el guitarrista que acompaña a la banda en esta gira, arrancaron con Coda y la fantástica Second Life Syndrome, en la que el juego de luces de la banda se empezó a fundir con el humo del escenario, lo cual generó un fantástico efecto visual que atrapaba en su atmósfera a todos los presentes en el Teatro Barceló de Madrid. Conceiving You, Caterpillar and the Barbed Wire y una muy coreada The Depth of Self-Delusion eran las siguientes, con un Meller ganándose fácilmente al público, tocando de lujo y mostrando un continuo respeto por la figura de Grudzinski, cuya alargada sombra le adjudicaba un papel realmente difícil de llevar al bueno de Maciej pero hay que admitir que se defendió más que dignamente desde su posición. El concierto estaba pasando rapidísimo y, sin darnos cuenta, ya estábamos por la mitad de un setlist de más de dos horas cuando Mariusz agarró la guitarra acústica para interpretar Lost (Why Should I Be Frightened By a Hat?) en versión acústica, haciendo cantar a los presentes y mostrándose muy simpático y algo bromista dentro de su perenne elegancia y serenidad. Es un tipo curioso este Mariusz, lo ves como un tipo serio, algo tímido y de repente suelta alguna coña para echarse a reír un rato.

El sonido acompañaba, el público estaba comiendo de la mano de Riverside y su puesta en escena era fantástica, elaborada al milímetro y encajando perfectamente en cada instante. Todo fue sobre ruedas. 02 Panic Room y Saturate Me dejaron paso al que para mi fue el momento estrella del concierto, Escalator Shrine, un temazo de los gordos interpretado de maravilla por toda la banda. Before dejaba paso al encore, que llegaría tras un breve discurso de Duda y con el tema que da nombre a la gira, Towards The Blue Horizon, una canción muy emotiva que derramó más de una lágrima entre los presentes. Para terminar, Riverside se iban a ir como llegaron, cerrando un concierto buenísimo en todos los sentidos con Coda y dejando a la gente realmente satisfecha tras esta nueva visita de una banda que ha sabido resurgir de sus cenizas, más fuerte que nunca, tras un año realmente horrible para ellos y para sus seguidores. La fuerza de la gente es lo que les ha permitido seguir adelante, al menos así nos lo dijo el propio Duda y, viendo la respuesta del público en Madrid, estoy seguro de que seguirán cogiendo fuerzas de cara al futuro. Nosotros lo agradeceremos.

Y ya termino con el último concierto. Encajando horarios como si de un festival veraniego se tratara, nos acercamos a la Wurlitzer, donde los chicos de Nooirax Producciones celebraban su 9º aniversario con un concierto de los franceses Mars Red Sky junto a los locales The Attack of the Brain Eater y el motivo por el cual quería acercarme ahí, Firmam3nt. Llegamos a tiempo para ver los tres últimos temas de los franceses, de los que poco puedo opinar, pero al menos puedo decir que me parecieron realmente interesantes con su propuesta, que conjugaba grueso Stoner en un curioso contraste con una voz un poco más aguda y, por cuestiones logísticas supongo, después de ellos iban Firmam3nt, que se cascaron un bolazo acojonante desplegando los cuatro temas de su disco debut, reseñado en esta misma página hace unos meses. Los tenía entre ceja y ceja desde que le dí la primera escucha a su LP y aún así lograron sorprenderme con su energía y su buen hacer sobre las tablas. Con Sergio González (Mamá Ladilla) ejerciendo un poco como frontman y Alberto Garcia (Moshtrenco, As My World Burns), Jorge Santana (long experienced drummer) y Txus Rosa (As My World Burns) mostrando una muy depurada técnica instrumental, bien mezclada con el sentimiento y la fuerza necesarias para no resultar un coñazo, dejaron boqueabierto a más de uno que se acercó a ver a Mars Red Sky y se quedó a verlos a ellos por aquello del "a ver qué tal". No en vano, escuché a tres o cuatro personas decirle a Txus lo típico de "no os conocía y me habéis dejado flipando" en apenas dos minutos y lo cierto es que no me extraña, yo sí los conocía y acabé boqueabierto.

Y todo eso fue mi fin de semana. Englobé Hard Rock, Thrash/Groove, Power, Black, Post-Rock Instrumental, Progresivo y pinceladas de Stoner en tres días de locos, con una visita improvisada a Castilla, muchas risas, buen rollo con toda la buena gente que vi y que conocí, bocatas de calamares por la capital y todo lo que veis arriba. Ahora toca recuperar fuerzas, pues el viernes vienen Gigatron a Mallorca y ya os podéis imaginar quién va a estar allí decapitando pijos en una orgía de calimocho barato y litronas de cerveza del Mercadona caliente.

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