
Ekaitzen Osteko Sua es su segundo álbum de larga duración, un trabajo de
puro Heavy Metal del de toda la vida, sin adornos fugaces, y que se
despacha en media hora, así que estate atento o se te va sin darte cuenta. En los tiempos del streaming es lo que se lleva, material cortito, directo y, lo más importante, bien hecho. La producción suena cañera, afilada, lo han grabado en los estudios Chromaticity de Pedro j. Monje (Vhäldemar) y posiblemente se le vea un toque, una aportación, en ese sonido tan punzante que ha logrado sacarle a la banda.
Tras la intro Bukaera, el álbum nos recibe con Mundu Irenslea, que ya muestra lo que nos viene avisando la banda desde un primer momento, su rollo es el Heavy épico, veloz, de guitarra afilada casi thrashera y voz potente, aunque sin forzar demasiado los agudos (¡GRACIAS!), que hay alguno por ahí, colega, que parece que lo tienen agarrado de los huevecillos durante todo el disco y tampoco es necesario, menos es más, punto justo, ni dulce ni salado, joder. Creo que, con su nuevo vocalista, Etorkizun han acertado, voz potente, buena interpretación... cumple, desde luego. Altsasukoak Aske, de mis favoritas del disco con esos coros tan a lo Accept y unas guitarras gruesas, de cemento puro, e Ihesian, muy pegadiza y machacona, se meriendan solitas la primera mitad del álbum. Es rápido, es un avión, es un Formula 1, es el descenso en picado de la carrera de Children Of Bodom... no, amigos, es el nuevo disco de Etorkizun Beltza. No te da tiempo ni a arrepentirte de habértelo puesto, joder. La cara B abre con otra intro, Apriliak 26, apocalíptica como ella sola, que nos deja con tres temas más, la jodidamente frenética Oroimenak, bravo al poderío de la batería ahí, Hizten Gabezia, de la que destaco esa melodía de guitarra al inicio, y, finalmente, Sasijainkoen Elikagaia, single que empieza con una atmósfera oscura e inquietante y se acaba haciendo pegadizo dentro de su caña, donde guitarras y bajo conforman un bloque muy sólido.
Total, un buen disco de puro Heavy Metal. No te engañan estos hijos de Euskadi. Etorkizun Beltza, tras haberse repuesto de los problemas habituales en el underground (cambio de miembros, etc.) vuelven a asomar el jeto con un trabajo muy disfrutable, al final quedan seis cortes y dos interludios, media hora, lo cual hace que se quede algo corto y uno pida algo más, pero bueno, está bien, se le da al play otra vez y ya está. Al final los temas son de un nivel alto, las guitarras están muy bien trabajadas, la voz entra bien, la sección rítmica funciona que da gusto... no sé, no puedo pedirles mucho más (si eso un temita o dos más...). Buen trabajo.
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