Mola encontrarse con estos secretillos guardados con mimo dentro de nuestro mundillo, amigos, como es el caso de estos Dead Eye Wolves que comento hoy. Se trata de una banda de clasificación complicada que juega con el Post-Metal, el Doom, el Sludge y todo ese conjunto de sonidos lentos, gruesos y oscuros que cada vez me gustan más, y que se formó hace poquito (2015) por un conjunto de músicos pertenecientes a otras bandas de largo y medio recorrido en Mallorca como Hourglass, Illogic Creatures, Deadwood Tree, Møntsen... etc. Desde entonces ha ido tomando un camino lento y moviéndose entre los arbustos, a escondidas, sin hacer mucho ruido y prácticamente sin darse a conocer, viviendo cómodos en el underground, pero también para eso están estas páginas que dedicamos nuestro tiempo a sacar a relucir y mostraros a los oídos inquietos que pululan por ahí propuestas molonas como la que plasma esta banda mallorquina en su LP debut titulado IX.
Antes de meternos en el sonido de la banda, quiero destacar el mimo que le dan a su propuesta más allá de las composiciones, como por ejemplo con el artwork que ha elaborado Gonzalo Aeneas, un fenómeno de esto y que además es su guitarrista (y bajista de Marasme). Con un rollete sencillo y minimalista, que encaja bastante con lo que entiendo que transmite la banda y que sigue una de mis máximas favoritas en esta vida, la del "menos es más", cuanta menos parafernalia gastes para adornar tus trabajos, mejor. Y, en lo que realmente nos interesa, encontramos un conjunto de pocos temas sin límite de minutaje, donde Dead Eye Wolves muestran un conjunto de pasajes musicales bien fluidos y que alternan una enérgica rabia con sensibles interludios, un bajo presente y de sonido grueso que adopta vida propia cuando no acompaña a las guitarras mientras Miquel Gil se desgañita con una voz cruda y visceral. Los dos primeros cortes, Forces y Gray, ya nos dejan ver el grado de experimentación que propone Dead Eye Wolves. La primera con múltiples variaciones de intensidad que mantienen una línea de oscuridad desgarradora y la segunda, con un arranque algo deudor de la siniestralidad de unos Cult Of Luna (esos golpes de batería que le sirven de intro son puro amor), se muestra pantanosa y aguerrida, como con una furia controlada y tapada por un manto instrumental grueso, formado por el conjunto de instrumentos de cuerda, que la cubre. El Interlude, que también tiene su gracia atmosférica, nos deja con la dupla final del disco, Nova, una deliciosamente salvaje avalancha de riffs sucios y malhumorados con un pasaje central bastante experimental que funciona muy bien, y IX-N, que es una puta ida de olla cojonuda de trece minutos que son para cerrar los ojos y dejar que tu mente vuele entre los sonidos que escupe esta banda mallorquina.
Me gusta mucho la propuesta de Dead Eye Wolves, amigos. Una mezcla de sonidos pantanosos, lentos y gruesos que se arrastran por el fango levantando momentos de furia de la que se agarra con un gancho oxidado al alma de los inocentes que le ponen la oreja. Requiere sus escuchas para acabar de pillarle el rollo, pues tiene un conjunto de detalles en los riffs, interludios instrumentales, intros y demás que no se aprecia a la primera pero, una vez lo haces y te dejas envolver por su atmósfera, te acaba ganando. Habría entrado en mis 18 de 2018 de no haberlo escuchado en enero de 2019, siempre llego tarde...
IX ha sido grabado, mezclado y producido por Toni Salvà en Diorama Sound y masterizado por Colin Marston en los Thousand Caves Studios. Generalmente me parece un dato importante pero es que, tras escuchar el disco y el aire que le han dado, lo es más todavía.
Miquel Gil (Voz)
Salva Guerola (Bateria)
Jordi Nicolau (Bajo)
Møntsen Ghålmes (Teclados)
Gonzalo Æneas (Guitarra)
David Ribas (Guitarra)
Miquel Gil (Voz)
Salva Guerola (Bateria)
Jordi Nicolau (Bajo)
Møntsen Ghålmes (Teclados)
Gonzalo Æneas (Guitarra)
David Ribas (Guitarra)
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