Me ha llevado tiempo meterme de lleno en esta reseña, amigos. Este nuevo trabajo de los barceloneses Survival Is Suicide es de aquellos que requieren atención especial, escucharlo, dejarlo reposar, volver a escuchar y, al fin, decir para tus adentros aquello de "sí, esto es bueno, vamos a hablar de ello". Estamos hablando de una banda formada en 2007 por un fulano llamado Zaratozom, que se encarga del bajo, la voz y los teclados, y otro tipo llamado Epojè, que se encarga de zurrar los parches. Con la firme intención de funcionar así, dejando de lado las guitarras para centrarse en jugar con distorsiones, afinaciones y efectos para generar las atmósferas de sus sonidos, Survival Is Suicide nos presentan su segundo disco de larga duración, en el que han ahondado mucho más en estos aspectos para lograr formar un trabajo mucho más ambicioso y pulido que el que fue su debut de 2011.
En Retrovolution encontramos una mezcla entre el Death Metal más primigenio y basado en los instintos salvajes de los primeros Morbid Angel o Pestilence con una visión musical que los lleva más allá a experimentar con influencias de propuestas "de vanguardia" como Arcturus y cosas así. La vertiente más primitivamente Death metalera se disfruta, principalmente, en el arranque del álbum, con Demon y The Beauty of a Stoned Machine, que atacan con furia abrasiva desde que abren el cotarro. Ambas suenan oscuras, casi apocalípticas, en una atmósfera muy bien imaginada por los dos componentes de la banda, aunque la segunda con más matices y detalles que la primera.
También les influyen bastante las bandas sonoras del cine, cosa que se aprecia en algún que otro tema o momento del disco. El conjunto de todo suena retorcido, oscuro y devastador a su manera, según el uso de sintetizadores y teclados da la impresión de que el apocalipsis informático ha llegado, que nos hemos quedado sin wifi y estamos muy jodidos. Un buen ejemplo lo encontramos en el largo tema Complication, que nos da la impresión de que estamos en una película de los ochenta de esas que auguraban que en 2012 ya íbamos a ir en coches voladores y vestidos de astronautas pijos pero en la que todo se va al carajo cuando las máquinas se rebelan y se cagan en nuestros muertos (o algo así, yo qué sé). Tiene mérito conseguir eso sin tirar de guitarras, desde luego. Pero el disco sigue y, tras dos minutos de tenso descanso con The Hunger, The Wonderful Scars se muestra perturbada desde su mareado y distorsionado inicio, con un sonido casi Industrial saliendo de las cuerdas del instrumento de Zaratozom y un muro de sonido eléctrico, denso y cada vez más retorcido. Ambos miembros de Survival Is Suicide forman una sección rítmica muy sólida y parten de ahí para ir creando esos ambientes hostiles, van jugando con influencias y sonidos distintos, sin preocuparse en si esto suena a Death Metal, esto a vanguardia o lo otro a industrial, así les sale un conjunto de temas abrumador y con un estilo muy personal.
Chrysalis, prácticamente sacada del jodido universo de Blade Runner, nos conduce al final del trabajete, donde nos espera Retrovolution, último y más largo tema del disco con el mismo nombre, nueve minutos y medio de tormenta de hostias sónicas encabezada por los ritmos más veloces del trabajo. La voz del colega, que no se anda con florituras, suena más furiosa que nunca, como si saliera de una maloliente y humeante cloaca convertida en unas vibraciones radiactivas, mientras oyes como la batería del otro colega te martillea sin darte tiempo a reaccionar. Muchas veces en el último tema, sobre todo si se trata del más largo del disco, se dice que la banda resume sus recursos y junta todo lo plasmado en el plástico, pero en este caso la cosa funciona bastante así y habrá que decirlo. No es uno de esos casos de "qué palo comentar un tema más, voy a soltar lo del resumen a ver si cuela", no. Por algo el disco se llama Retrovolution y el tema también, porque en estos nueve minutos todo lo que caracteriza al disco y a la banda queda bien representado para que salgas del mundo de de Survival Is Suicide sabiendo de qué iba la peli.
Y nada, pues que es un muy buen disco. Cogiendo la herencia del Death Metal y retorciéndola a base de aplicarle ideas, sonidos, influencias y estilos diferentes para llevarlo, a través de una batería, un bajo y paisajes de distorsiones, teclados, efectos y demás, al propio terreno de Survival Is Suicide. El disco suena duro, oscuro y a su vez fresco y personal. Se aprecia muy bien el mimo y todo el trabajo que han dedicado a sus composiciones, cada tema está cargado de detalles y matices, bien ensamblados y fluidos para conformar un disco digno de aparecer en las listas de lo mejor del Metal Extremo nacional a finales de diciembre. El bajo y los teclados han sido grabados junto a Isaac González en The Underground Lab BCN y las baterías y voces en Moontower Studios con el gran Javi Félez, quien también se encargó de las mezclas y masterización.
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