Reseña: Ósserp - Al Meu Pas S'Alça La Mort.

Tralla. Zapatilla. Me cago en Dios. Si buscas la palabra 'cafre' en Google, lo primero que te sale es la portada del nuevo trabajo de los barceloneses Ósserp, colega, una banda que en poco tiempo se ha convertido en toda una institución del Metal Extremo en Catalunya y que, de la mano de Blood Fire Death y varios sellos más, acaba de editar su segundo LP, titulado Al Meu Pas S'Alça La Mort (a mi paso se alza la muerte, por si...). Un disco maligno, que parte de una base bien influenciada por el Death sueco e incluye Grind, Black, Punk, Noise... así que vamos, que si lo tuyo es el rollete a lo Journey o Foreigner te puedes ir a casa, aunque te animo a que intentes escucharlo. En este 2017 que se empieza a marchitar, Vali (voz), Xavi (voz también), Dani (guitarra), Benja (bajo) y Alex (batería), han parido un ente peligroso en forma de disco que, como te descuides, te mete la mano, te saca las entrañas por la puta boca y te revienta la vida con su poderío, furia y su jodidamente pútrido aliento mientras viola almas de niños (aquí el fan de Foreigner que quería intentarlo se acaba de ir).

El conjunto de voces, una más desgarrada y la otra más profunda, acompaña al muro de sonido que generan los instrumentos, que simula un jodido huracán arrasando todo lo que encuentra a su paso. El conjunto conforma un sólido bloque en el que todos encajan a la perfección y donde cada cambio de ritmo, cada riff... todo junto va impregnado de un aura oscura y terrorífica que hacen de este segundo LP de Ósserp, uno de los trabajos más brillantes que he escuchado en lo que llevamos de año. Tienen sus influencias, como todo el mundo, pero logran mezclarlas en su sonido sin sonar a copia de nadie, solo suena a Ósserp y, joder, suena que da gusto. El disco ha sido grabado en varios estudios diferentes, mezclado por Aleix Archs y masterizado por Brad Boatright en sus Audiosiege Studios de Portland, Estados Unidos, logrando sacarle un sonido fantástico.

El disco abre a toda furia con Entre Regnes, de atmósfera maligna, con las guitarras afilándose a cada segundo, Jo No Ploro Els Màrtirs, con la maquinaria riffera a pleno rendimiento y un aire a lo Anaal Nathrakh realmente adorable en sus momentos más rabiosos, y Caça Furtiva, de ritmo duro, contundente, con riffs lentos pero masivos que te abrasan la puta piel. Tras tres zapatazos furiosos, llegamos a uno de mis cortes favoritos del disco, uno de esos que hacen de Ósserp una banda diferente al resto, La Falç de Saturn, un corte más ambicioso en el que estiran su propuesta hacia un tema que te envuelve con su aura de oscuridad casi Doom desde su inquietante intro. En este cuarto tema del disco, las guitarras toman una dirección más densa, las voces se tornan más desgarradas y la banda alterna ritmos lentos con altas velocidades. Joder, un puto temazo y ya está, collons.



Contraponiendo la complejidad y La Falç... tenemos Amb El Cap Ben Alt, tirando de aires grindcore a lo cafre en sus poco más de dos minutos de duración. Por su parte, la maquinaria riffera antes mencionada vuelve a sacar sus mejores galas en Sota La Creu del Gentil antes de que Héctor de Nashgul ponga la guinda a El Culte con un solo de guitarra que exalta lo que ya es un temazo. Para el final nos queda De Dalt Del Campanar, voraz como pocas, y El Buit, en la que Albert Coscolin de Rebuig aporta su voz en un tema que distorsiona el puto aire. Enfermo, agonizante y sin saber muy bien de dónde viene, este último corte demuestra que esta gente tiene algo diferente en la cabeza y te lo plasman así, con cortes como este.

Terminando esto me queda decir que Ósserp han parido un disco enfermizo, perverso, de atmósfera pútrida y opresiva, con nueve temas que cobran vida propia a medida que vas avanzando en el disco mientras los propios compositores ni se molestan en ponerle límites. Personalmente, y dejando tonterías a un lado, este disco me ha fascinado, es un trabajo realmente compacto, con un sonido atronador en todos los sentidos y que en cada segundo es capaz de sorprenderte con su crudeza y sus juegos de ritmos, riffs, voces y demás. Todo está donde tiene que estar, cada paso que da el álbum es mejor que el anterior y al final te quedan nueve temas que hacen justicia a lo que hoy en día se conoce como Metal Extremo. Mis diez para Ósserp.

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