Quédense con esta reseña, porque
pocas veces me verán comentando algo así. Me considero un tipo con
la mente bastante abierta en lo musical, pero siempre me ha costado
horrores admitir la música electrónica dentro del género. Aún
pese a ello, me quise adentrar en el mundo de esta panda de locos
formados en Huelva llamados Bolu2 Death. Su estilo engloba lo que
viene siendo el Metalcore, al que le introducen toques electrónicos
y mezclando su sonido con influencies de todo tipo, incluyendo
flamenco, sí, con un par de narices, estos tíos te meten algo
denominado flamencore. Con un par de metálicos cojones, colega. Los tienen cuadrados, eso
es innegable y lo valoro.
La producción del disco es tremenda. Sacándole el máximo partido posible a cada recurso y acoplando la parte electrónica de forma muy adecuada. Además, destaca la enorme presencia del bajo, que se aprecia de auténtico lujo, aportando mucha pesadez al sonido de Bolu2 Death que ya de por sí es atronador.
La producción del disco es tremenda. Sacándole el máximo partido posible a cada recurso y acoplando la parte electrónica de forma muy adecuada. Además, destaca la enorme presencia del bajo, que se aprecia de auténtico lujo, aportando mucha pesadez al sonido de Bolu2 Death que ya de por sí es atronador.
El disco abre con una intro de marcada
pose electrónica, acercándose al flamenco en la parte central, con
el uso de una caja y todo, para terminar atronando, luciendo el
potencial de la sección rítmica del grupo y conectándola con el
primer tema, This World. Un tema realmente potente, con claro
protagonismo del bajo y la electrónica, que entra al grito de un
“wake the fuck up!” de parte de Mario que ya te mete de lleno en
el disco. Un estribillo melódico aporta dinamismo al tema, con
pequeños cambios de ritmo bastante interesantes. La siguiente, Ahora
Mando Yo, es uno de mis cortes favoritos, aunque no me acaba de
convencer lo de cantar partes en inglés y partes en castellano, pero
eso no quita que sea un pepinazo de tema, potente, que te agarra y te
obliga a mover el cabezón irremediablemente. Dualitas, es un tema de
esos cortitos y directos, dos minutos en los que muestran agresividad
por un tubo para frenarla a mitad de canción y pasar a un riff
pesadote, que cierra el tema cual apisonadora. #Shit, que mezcla el
metalcore de toda la vida con ciertos ramalazos a lo Slipknot, y
Eternidad, que tras suave intro de un minuto, descarga el tema más
melódico del disco aún con partes realmente cargadas de furia, nos
dejan frente al single del disco, del cual rodaron videoclip. Se
trata de Jugando a Ser Dios, el tema más directo del disco, sin
duda, en este juguetean algo menos con la electrónica, aunque
aparece en las estrofas para darle una atmósfera muy agresiva. De
mis temas favoritos del disco, sin duda. Y tras el tema más directo
e intenso, viene la parte que pone a prueba mi mente y la de
cualquier 'pureta', pues en Dance-Core Party (se puede intuir por el
título) y el interludio Ups & Downs es donde sacan la artillería
pesada en cuanto a electrónica, siendo esta la clara protagonista de
ambos cortes. Pero se puede superar, no os preocupéis, si yo he
podido, vosotros también.
Llegados a este punto, deseo destacar
la brutal labor de Mario Lérida, el vocalista, que muestra una
habilidad brutal y un montón de registros tanto en las voces
melódicas como en las guturales o incluso cuando simplemente rasga
un poco, hace lo que quiere y lo hace bien. No es el típico que se
dedica a berrear cual gorrino en matanzas, este tío sabe jugar con
su voz y eso mola mucho, colegas.
Bueno, hecho mi propio inteludio, sigo.
Nos acercamos al final del disco, Hasta Fallecer es, directamente,
una burrada de tema, empieza aplastante y con Mario luciendo lo que
ponía en el párrafo anterior, y para seguir poniéndome a prueba,
aparece un pasaje a mitad de canción que suena como si mezclas a
Medina Azahara con Rammstein o algo así, raro, algo bizarro (en el
sentido inglés de la palabra) pero mola. En serio. Para finalizar,
dos temas contrapuestos, Love Song, que es como una apisonadora,
avasalladora desde la primera estrofa y Hate Song, pura rabia, odio,
cólera, todo eso escupido en tu cara y dejándote limpito.
Es de valorar las agallas que han
tenido estos onubenses para sacar un material así en un país como
el nuestro, en el que cuesta mucho salir de “lo de siempre”, pero
oye, hay que abrir la mente y darle una oportunidad a la propuesta de
esta gente. Al final, te presentan 40 minutos de potencia sonora, con
una producción atronadora total y con una propuesta realmente fresca
y diferente. Muy, muy interesante.
No os asustéis si véis esta reseña en diosesdelmetal.org, es que también colaboro ahí...
Buena reseña.
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