Rosendo es uno de esos tipos que se hacen querer. Más de 30 años de carrera en solitario y 5 añetes con Leño, creando escuela y abriendo la puerta al rock en español. Todos sabemos que el rock de nuestro país está plagado de personajillos odiosos que no han empatado con nadie y se creen Dios, pues este señor, posiblemente el rockero más importante del país, es la humildad hecha persona. Sencillo, amable y con los pies en el suelo. Posiblemente sea uno de los motivos por los cuales genera muchísimo respeto y admiración entre heavys, rockeros e incluso punkis o gente ajena al rock.
Con todo eso, nos acercamos al recinto de Son Fusteret para disfrutar de su directo, siendo conscientes de que el maestro siempre cumple. Me tocó un meet & greet en un sorteo y estaba ilusionadete por poder conocer a un tipo tan grande. Al final fue un poco exprés ya que hubo muchos sorteos del rollo y había más peña en los camerinos que viendo a Fora des Sembrat. Total, le pudimos saludar, hacernos una foto, unas firmitas y listo. Pero el tipo de diez, estaba casi más cortado él que los fans. Él no se considera una estrella. Sigue siendo ese tipo de Carabanchel que vive pegado a una guitarra y eso no tiene precio.
Total, salimos del meet & greet y fuimos a pillar tickets para bebida, nos pasamos la mitad final del concierto de los Fora des Sembrat en la cola para luego volver a hacer cola en la barra donde nos sirvieron la caña tibia y con más espuma que cerveza. "Empezamos bien" dije yo. Total, pillamos posiciones y tras unos 15 minutos de retraso sobre la hora prevista, Rosendo, Rafa y Mariano saltaron al escenario a dar una puta lección de rock. Abrieron con Mala Vida y siguieron por el Atajo de Cobayas entre los míticos "graciaaas..." de Rosendo que son más clásicos que el puto Pan de Higo. Con toda su maestría y elegancia de siempre, Rosendo y sus fieles compañeros descargaban una sarta de clásicos del Rock español como De Que Vas, Quincalla o no, Date por Disimulao, Menú de la Cuneta, Sufrido, El Ganador o las recientes Muela la Muela o Amaina Tempestad que ya encajan sobradamente entre los temas más añejos de Rosendo. La gente estaba algo paradita salvo en los temas más míticos como Corazón o la que tiene más años que la luna, El Tren de Leño. La canción dedicada a los chorizos que nos gobiernan (Vergüenza Torera) o Por Meter Entre mis Cosas la Nariz nos dejaban embobaos frente al carisma con el que Rosendo las toca. El respeto que impone desde el escenario es tremendo. De hecho, en mis crónicas suelo meter una sarta de tonterías y coñas y aquí no soy capaz. Solo me sale admiración hacia Rosendo... y bueno, con esas llegábamos a la traca final. Cuando Rosendo empieza a soltar clásico tras clásico. Pan de Higo, Masculino Singular, Flojos de Pantalón (Con la cual se produjo un silencio sepulcral durante el solo, pura admiración), Agradecido y dejando ...Y Dale, y las seminales Maneras de Vivir y Navegando para los bises. Desatando, por fin, la locura entre la gente que se acercó al recinto de Son Fusteret que presentó una buena entrada aunque podría haber sido algo mejor. Sorprendente que un tema mítico como Loco por Incordiar se quedara fuera del setlist...
Total, hora y 45 minutos de puro rock en las que el maestro Rosendo, a sus 61 añazos, dio un concierto de órdago, repasando los clásicos de Leño y de su carrera en solitario en una noche difícil de olvidar y demostrando, una vez más que es el único Mercado fiable. Lo dije anoche y lo repito, músicos como Rosendo deberían ser eternos, espero volver a verlo pronto.
Con todo eso, nos acercamos al recinto de Son Fusteret para disfrutar de su directo, siendo conscientes de que el maestro siempre cumple. Me tocó un meet & greet en un sorteo y estaba ilusionadete por poder conocer a un tipo tan grande. Al final fue un poco exprés ya que hubo muchos sorteos del rollo y había más peña en los camerinos que viendo a Fora des Sembrat. Total, le pudimos saludar, hacernos una foto, unas firmitas y listo. Pero el tipo de diez, estaba casi más cortado él que los fans. Él no se considera una estrella. Sigue siendo ese tipo de Carabanchel que vive pegado a una guitarra y eso no tiene precio.
Total, salimos del meet & greet y fuimos a pillar tickets para bebida, nos pasamos la mitad final del concierto de los Fora des Sembrat en la cola para luego volver a hacer cola en la barra donde nos sirvieron la caña tibia y con más espuma que cerveza. "Empezamos bien" dije yo. Total, pillamos posiciones y tras unos 15 minutos de retraso sobre la hora prevista, Rosendo, Rafa y Mariano saltaron al escenario a dar una puta lección de rock. Abrieron con Mala Vida y siguieron por el Atajo de Cobayas entre los míticos "graciaaas..." de Rosendo que son más clásicos que el puto Pan de Higo. Con toda su maestría y elegancia de siempre, Rosendo y sus fieles compañeros descargaban una sarta de clásicos del Rock español como De Que Vas, Quincalla o no, Date por Disimulao, Menú de la Cuneta, Sufrido, El Ganador o las recientes Muela la Muela o Amaina Tempestad que ya encajan sobradamente entre los temas más añejos de Rosendo. La gente estaba algo paradita salvo en los temas más míticos como Corazón o la que tiene más años que la luna, El Tren de Leño. La canción dedicada a los chorizos que nos gobiernan (Vergüenza Torera) o Por Meter Entre mis Cosas la Nariz nos dejaban embobaos frente al carisma con el que Rosendo las toca. El respeto que impone desde el escenario es tremendo. De hecho, en mis crónicas suelo meter una sarta de tonterías y coñas y aquí no soy capaz. Solo me sale admiración hacia Rosendo... y bueno, con esas llegábamos a la traca final. Cuando Rosendo empieza a soltar clásico tras clásico. Pan de Higo, Masculino Singular, Flojos de Pantalón (Con la cual se produjo un silencio sepulcral durante el solo, pura admiración), Agradecido y dejando ...Y Dale, y las seminales Maneras de Vivir y Navegando para los bises. Desatando, por fin, la locura entre la gente que se acercó al recinto de Son Fusteret que presentó una buena entrada aunque podría haber sido algo mejor. Sorprendente que un tema mítico como Loco por Incordiar se quedara fuera del setlist...
Total, hora y 45 minutos de puro rock en las que el maestro Rosendo, a sus 61 añazos, dio un concierto de órdago, repasando los clásicos de Leño y de su carrera en solitario en una noche difícil de olvidar y demostrando, una vez más que es el único Mercado fiable. Lo dije anoche y lo repito, músicos como Rosendo deberían ser eternos, espero volver a verlo pronto.
buena crónica
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