Reseña: Totengott - The Abyss.

Qué bueno tener entre manos el nuevo material de esta gente, amigos. Pues aquí ya sabemos de sobras cómo se las gastan Totengott, el power-trío asturiano que nació como tributo de Celtic Frost y que sigue mamando, aunque menos, de la teta de Tom Gabriel Warrior para seguir creciendo y convertirse en un ente perverso, riffero y jodidamente cabrón. Ya nos moló sobremanera el debut Doppelgänger, en el que la impronta frostiana era evidente y tampoco había motivo para ocultarla, claro. Al final Totengott conjuntan Death, Thrash, Black y Doom en las vertientes más puras y oscuras de cada género y lo conjuntan bajo su propia apuesta. El disco ha sido grabado, producido y mezclado por la banda durante 2018 en los New Farm Recording Studios (Asturias), y ha sido masterizado por James Plotkin (conocido por su trabajo con bandas como Conan, Electric Wizard, Isis, Amenra, Jesu…). Con ello han logrado un sonido seco, sucio y rugoso, fiel a lo que pide el rollo que lleva la banda asturiana.




Este The Abyss se divide en cuatro porciones, como las buenas pizzas, empezando por Ceremony I, Sic Transit Gloria Mundi, que va abriendo la veda como una larga intro, oscura, litúrgica, con un final Rotting Christiense, para que mires atrás continuamente por si se aparece algún ente dispuesto a sacarte las tripas... y ese ente posiblemente sea Ceremony II, The Way Of Sin, cuyo Frostiano/Thrasher riff no te saca las tripas, no es tan refinado, se conforma con aplastarte el cráneo y dejar un precioso estampado color piscina de Magaluf en el suelo con tus sesos. El tema funciona que da gusto, la guitarra suena dura, el bajo corrosivo y la batería precisa, sumado a esa voz que no tira de grandes alardes pero porque es lo que le pide el tema, rugosa y malhumorada. Cojonudo. Puede que a Totengott le vaya a costar despegarse la etiqueta de 'frostiano o frostiense, warriorero, etc', tampoco sé si tienen intención de ello y la verdad es que me la sopla. Ellos consiguen envolver su música con ese aura oscura que no se consigue simplemente aporreando un instrumento y que no todos tienen, eso le da el cuerpo necesario a sus temas para que el conjunto que se encuentra en el disco, en este caso en The Abyss, sea de nivel notable.

Para la 'cara b' nos quedan dos cortes de duración bastante mayor, primero viene The Spell con sus trece minutos, donde tenemos un bicharraco que va variando a lo largo de su minutaje, desde su atmosférica intro a ese pasaje inicial Doombero, grueso cual tuneladora, siguiendo con ese interludio a mitad de tema que te hace mirar a los lados buscando de dónde te va a caer la próxima hostia. Es un tema para disfrutarlo varias veces seguidas e ir pillándole los detalles escucha tras escucha pero, claro, es que luego te entra Doppelgänger II, The Abyss, con sus veintidos minutazos de ida de olla compositivo-extrema y ya te quedas ahí pa siempre. No está para describirla, está para que la escuches. Esto es Totengott, lo tomas o lo dejas.



Y nada, tronco, que Totengott siguen de dulce. Este Abyss es un discazo sin más. Oscuro, grueso, pesado, con cada cosa en el sitio donde debe estar. La banda sigue evolucionando su sonido y lo que mola es que tiene el abanico de estilos lo suficientemente abierto como para no repetirse y llevar su movida al rollo que les apetezca. Al final el invento cumple de sobras, te vuela la cabeza y te hace pasar un rato cojonudo.

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