Crítica: Annihilator - Suicide Society.

Los discos de Annihilator son cajas de sorpresas siempre. Nunca sabes qué te vas a encontrar. Todo lo que los compone sale de la cabecita de Jeff Waters y el tío está como un rebaño de cabras. Tanto te saca un disco de thrash acojonante como los dos primeros, le mete una baladita como al último Feast (su mejor trabajo en bastantes años para el que escribe), te hace un disco casi Nu metalero como en All For You, o te hace un batiburrillo de todo lo que se le ocurre como en el célebre King of the Kill. "Esta es mi banda y me la follo cuando quiero" o "Yo me lo guiso, yo me lo como", como prefieran.

Será por eso o por algo más que pocos músicos aguantan más de tres discos con el virtuoso guitarrista y, una vez más, se marchó su compi de batallas, en este caso fue el vocalista Dave Padden (que hasta los dos últimos trabajos no me acabó de convencer y más entrando tras un monstruo como Joe Comeau) quien abandonó la banda. Por ello Jeff reclutó un nuevo guitarra rítmico (Aaron Homma) y un bajista (Cam Dixon) aunque este último es para el directo, en el disco vuelve a ser Waters el encargado de las 4 cuerdas. Además Jeff tuvo claro desde el principio que se encargaría de las voces, cosa que me mola horrores ya que tras el mencionado Comeau y el mítico Randy Rampage, Jeff es el que más me ha gustado a las voces de Annihilator.

Con todas estas historias, la incertidumbre crecía alrededor de Suicide Society, el 15º álbum de Annihilator. Con Jeff a la voz hemos tenido el cojonudo King of the Kill, el buen Refresh the Demons y el Remains, que es un truño es un disco bastante prescindible dentro de la carrera de Annihilator. Y al final, pues la sensación que deja el disco es fría. Muy fría. Olvidad esas maravillosas reseñas que compartían en su Facebook con 9'5, 9 y tal, todo humo. Como cuando el Marca dijo que el Madrid fichaba a Villa. Humo total. Esas reseñas están guay para echar la risa, pero la realidad sobre Suicide Society es otra.

Abrimos la obra con el adelanto Suicide Society, que la primera vez que la caté me dejó una mueca de desaprobación, "meh" total. A día de hoy me parece de los mejores temas del disco, para que os hagáis una idea del nivel. También es cierto que mi opinión ha mejorado con las escuchas ya que se acaba haciendo pegadiza. Riff simplón, que se repite y letra directa de denuncia social, cosa no del todo habitual en Annihilator "we'll never learn... 'til we burn..." mucha razón amigo. Seguimos con My Revenge, una de mis piezas favoritas del trabajo pese al claro "homenaje" al Damage Inc. de Metallica. Empieza cañerota, riff rápido y que engancha, coros en el estribillo. Todo muy thrasher hasta que llega un cambio de ritmo brutal en el solo que queda casi en modo balada, muy curioso y parece que desentona, pero no. Gran tema y es que a mi me molan esas idas de olla de Waters hasta cierto punto. Luego viene el primer bajón, Snap, cuyo título suena a hostia en toda la cara pero no lo es. Abre con un coro que me chirría por todos lados, como en plan ochentero, y sigue una tenebrosa voz de Waters acompañada solo del bajo de Cam Dixon para pasar a un estribillo muy melódico. Tema variado y elaborado, pero carente de todo tipo de gancho, me deja muy frío. Seguimos con el segundo adelanto, Creepin' Again, tema de corte modernete que no está mal del todo, pese a lo mucho que me chirría la voz tan melódica en el estribillo. Riff muy thrashero y Waters cantando las estrofas muy a lo Mustaine, o al menos esa sensación me da. El estribillo eso, me chirría la melodía que le quiere meter a la voz, no es lo suyo. Tras esto, pasamos al que para mi es el último tema destacable del disco, Narcotic Avenue. Abre con un riff pesadote y machacón y luego mete caña de la buena. Coros thrasheros otra vez en el estribillo y gran labor de Mike Harshaw a las baquetas. De lo mejor del trabajo. A partir de aquí empezamos a bajar el nivel. The One You Serve ya se me hace carente de chispa, tema tranquilito aunque decente. Peor se me dan las tres últimas, Break, Enter, Death Scent y Every Minute totalmente prescindibles, en las que Jeff saca a relucir sus típicos experimentos, esta vez sin mucho éxito, empañando así lo que podía ser un disco algo mejor.


Total, Suicide Society no es un mal disco, pero uno siempre espera algo más de un animal como Jeff Waters. Bastante por debajo de los dos recientes trabajos de Annihilator y una sensación fría. Un disco en el que Jeff se luce a la guitarra y se ve cierta elaboración en los temas, pero que en el conjunto peca de falta de gancho. Al menos ahora Annihilator cuenta con formación totalmente nueva y, si se mantiene estable, se conjuntará con el paso del tiempo dando trabajos mejores (sí, sé que al final el que manda es Waters, pero siempre es más fácil currar con una banda estable). De momento, Suicide Society no es gran cosa. (5/10)

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