Reseña: Misanthropy - Path Of Ashes.

Como ha cambiado el cuento, amigos. Desde que conocí a Misanthropy como una imberbe banda de Zaragoza que pintaba bien hasta hoy han experimentado un crecimiento tremendo hasta convertirse en una aberración que acojona, nene, como un gremlin al que llevas a un buffet a medianoche, colega, mal asunto para los oídos desentrenados. Para quién aún no sepa de dónde han salido, Misanthropy es una de las más atractivas promesas del Thrash nacional una vez que tenemos consolidados a Angelus y Crisix y, en menor medida, a Trallery o Soldier entre otros muchos. Formados en 2013 de las cenizas de Arterial Pressure y Mindreaver, la banda sorprendió con su primer EP, Prelude to Execution, en el que practicaban un poderoso Thrash con grandes influencias del Death y el Black Metal más bruto. Una pulida técnica instrumental, con gran labor guitarrera y una firme pegada a la bateria y que no han parado de mejorar, junto a la afiladísima voz de Daniela Venero, un híbrido entre Dani Filth y Tom Angelripper un lunes por la mañana, es su principal carta de presentación pero, amigos, lo que vimos en ese EP se queda cortito ante esta puesta de largo de la banda maña, que ha avanzado a pasos agigantados en un periodo corto de tiempo.

En Path Of Ashes tenemos Thrash del bueno, tetes, directo al jeto, no hay tiempo para bromas. Despistate y Misanthropy te despellejan sin anestesia. No te han visto en la vida y ya te odian, de ahí el nombre de la banda, no se lo pusieron para molar más como Slayer con el God Hates Us All, no, ahí hay algo de verdad. Luego igual son unos cachos de pan, pero no lo diremos para no quitarle magia al invento. La intro Summoning nos recibe con mal rollete para dejarnos con Arsonist, un corte rápido y afilado con unas guitarras 'Kill 'em Alleras' en su parte riffera que rompe en velocidad para darnos una bienvenida cariñosa. Siguen Hell's Gate, con cariñoso homenaje a SlayerTallica en su intro y una velocidad endiablada que aumenta a cada segundo que pasa, y The Fallen, single que conforma uno de los cortes más completos del álbum, donde Misanhtropy dan forma al crecimiento que han experimentado como banda en los últimos tiempos. Lo más atractivo del disco, bajo mi modesta e inútil opinión, es ese aura oscura y maligna que envuelve los temas y es que el sonido global del álbum, los juegos de voz de Daniela, única en su especie, y las intenciones de cada riff dan una malévola personalidad a la banda, algo que no se consigue por el simple hecho de buscarlo o practicarlo. No obviemos la labor de Juan Diego a la batería, toda una bestia y alma mater total de la banda, conduciendola con cabeza pero sin frenos... o al revés, que hacemos, Thrash cojones.

Non Perfect Symmetry, típico tema thrasher que te engaña con una intro suave, para que te relajes, y luego empalarte con uno de los riffs más cafres del trabajete, y la inquietante Father Of Blood, dejan paso a Lavinia, el corte más largo del disco que se va a los nueve minutazos. No os voy a engañar, así como recibí el disco me fui directo a por esa. No es fácil sacar un tema así con el estilo de Misanthropy, que va a pura tralla sin cortar, y a los que generalmente se la suda que tu cuerpo pida un interludio melódico para respirar, disfrutan ahogándote, así que, claro, la curiosidad me pudo. Al final les quedó un corte magnífico y menos mal porque podría resultar un truñaco fácilmente, que con estas cosas ya se sabe, pero va bien guiado por un riff vaciloncete que se esconde cuando sale la vertiente más blacker de la banda, con pasajes vertiginosos y momentos peliculeros a lo Cradle Of Filth que le dan un tremendo empaque y hacen que al final, el tema más largo, se haga el más corto. Sin duda es la joya del disco pero aún nos queda la mitad. Toxic Race, que encadena riffacos y punteos cojonudos entre su furia y esos berridos de Daniela que te ponen los pelos como escarpias aunque creo que se pasa un poco de minutaje pese a tener mucho por ofrecer y queda algo pequeña al lado de su hermana mayor previamente citada. Le siguen Shooting Before You Ask, contundente y machacona, y Merciless Vengeance, que va sin puta piedad, hermano, bien elegido el título para uno de mis cortes favoritos del disco por su naturaleza maliciosa y ese aire Death que pasea. Para ir cerrando, nos quedan dos cortes rapiditos como Ride Fast, Die Fast, lindeza crossover/Motorheadera que se permite la banda, y el outro It's All Over, hermana de la intro, se va con suavidad, como riéndose de lo que queda de ti tras cruzar este Path of Ashes y salir ciertamente malherido.

Está claro que Misanthropy han dado un par de pasos adelante respecto a su EP debut. La banda ya está consolidada como un proyecto firme y con posibilidades de lograr algo, sobre todo si siguen creciendo a este ritmo y no se olvidan de echarle testiculina, combustible necesario para hacerlo carburar. Hacer Thrash es difícil hoy en día, quien no suena a Exodus suena a Testament, quienes al principio ya sonaban a Metallica, el que no a Slayer y el que le mete más zapatilla te recuerda a Possessed, es un género que tiene complicado reinventarse, básicamente, porque si te sales de su manual básico ya te encasillan en otro palo, pero siempre encuentras grupos capaces de camuflar múltiples influencias en su propio sonido y hacer un rollo propio y con su sello. Misanthropy, aún con sus influencias marcadas en la piel como toda banda que está naciendo, van por el mejor de los caminos en ese sentido y además tienen una frescura, un descaro y una furia que son imprescindibles en este mundillo y les permite darle su toque propio a sus composiciones. Al final, en Path Of Ashes se nota el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio que siempre son necesarios para sobrevivir en esta jungla que es la escena Metal del país y eso queda plasmado en el que, sin duda, es un gran disco.

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