Crónica: Blind Guardian + Orphaned Land @sala Razzmatazz de Barcelona.

Tras la publicación de Beyond The Red Mirror, disco infumable para algunos y cojonudo para otros (en este mismo blog tuvimos ese conflicto jejeje), Los bardos de Hansi aterrizaban en Barcelona con Orphaned Land. El hecho de que los israelíes sean la banda invitada por los alemanes cobra un sentido especial, ya que este 2015 las relaciones diplomáticas entre Alemania e Israel cumplen 50 años y hace no mucho tiempo era impensable que unas bandas de ambas nacionalidades pudieran girar juntas.

La sala presentó una buena entrada aunque no llegó al 'sold out' (lo intuíamos con el cambio de sala de Club Sant Jordi a Razzmatazz). Abrieron puertas a las siete con absoluta puntualidad, compramos el merchandising de rigor y nos posicionamos en 2ª/3ª fila. Tras un ratete de espera, a eso de las 19:50 comparecían sobre el escenario Orphaned Land que abrieron con una deslucida All is One que sufrió un sonido regulero y además sin los coros epicorro-cipotones de la versión de estudio. Pero la cosa fue mejorando rápidamente y Kobi Farhi no tardó en meterse el público en el bolsillo de su chilaba con su elegancia y sobriedad habituales, interactuando continuamente con el respetable mientras iban repasando su discografía con especial mención a All is One y Mabool, sus obras cumbre. Destacar la brutal aportación de la sección rítmica de la banda, con un Matan Shmueli desbocado que nos dejó alucinados con su brutal pegada a los tambores. Mientras, los guitarristas estaban algo escorados en los laterales, dejando para Kobi el centro del minúsculo escenario del que disfrutaron los israelíes. Temas como Simple Man, The Kiss of Babylon o Norra el Norra, con la que cerraron, dieron para un buen show de unos 45 minutos que levantaron sobradamente al público de la Razzmatazz.

Vale, poneros en situación: se acaba Orphaned, desmontan el escenario... pasan unos minutos... y a eso de las 20:50 se apagan del todo los focos y empieza a sonar la intro... The Ninth Wave abría el show con una epicidad brutal, un tema que en estudio dejó frío a mas de uno y que en directo sonó a Dios. El público se vino arriba enseguida (algunos, como el tipo del al lado con el que casi me lio a hostias, se vinieron demasiado arriba) y la banda entró entonadísima. Conscientes de su estatus actual, en el que pese a algún descalabro discográfico están en un buen nivel de popularidad y tienen el respeto y la admiración de la comunidad metalera, los bardos prepararon un show brutal, con un gran juego de luces que cambiaba tema a tema. Hansi lideró el cotarro con su atuendo habitual de camarero de garito pijo. El tío estaba cachondísimo, se le veía en la cara mientras André y Marcus le acompañaban al frente del brutal escenario. Hubo tiempo para prácticamente toda la discografía de los bardos. Temas como Banish From Sanctuary, Nightfall, Welcome To Dying, Fly, Tanelorn, The Last Candle, el momento acústico con Miracle Machine y Lord of The Rings y And Then There Was Silence (tema que habría preferido que dejaran fuera para meter otros 2 mejores, pero vale...) que cerraba la primera parte del concierto. Fue muy interesante poder escuchar como Hansi explicaba las letras y las historias en las que se basaba cada tema, seguramente sea algo habitual en los conciertos de los bardos, pero vivirlo en directo fue algo realemente especial para los que lo pudimos presenciar. Cuando volvieron a salir, los dos guitarristas de la banda lo hicieron ataviados con sendas camisetas del Fútbol Club Barcelona (lo siento por los aficionados del Espanyol) y sonaron Into The Storm, Twillight of the Gods y una descomunal Valhalla de la que repetimos el estribillo como 20 veces y no nos cansábamos. Para el último bis se dejaron Wheel of Time (tema que sonó de lujo, pero tampoco pintaba mucho) y las intocables Bard's Song y Mirror Mirror, al terminar el público quería más y todo el mundo en la sala empezó a pedir un tema: Majesty, tema que no han tocado en toda la gira y, ante la insistencia del público, acabó sonando a toda pastilla prendiendo fuego a la sala Razzmatazz de Barcelona y poniendo el broche final a uno de los conciertos más espectaculares que hemos presenciado en mucho tiempo.

En definitiva, una gran velada comandada por dos excelentes bandas, Orphaned Land, una banda que está creciendo cada vez más y va ganándose un buen puñado de fans con su buen hacer en directo y en estudio, llevando su metal oriental por todo el mundo y Blind Guardian, banda ya veterana que tiene a su público ganado pero que lo goza y hace gozar cada vez que descarga los temas de su brillante discografía sobre el escenario.

La crónica es consensuada y en conjunto con IRONGIRL. Ha sido un trabajo en equipo ;)











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